Sant Onofre y Sant Joan, dos ermitas en Montserrat que siempre estuvieron unidas entre ellas. Originariamente, una puerta y unas escaleras las comunicaban. A principios del siglo XX se instaló entre ellas un restaurante del que actualmente sólo restan las ruinas. Mientras de la ermita de Sant Joan hoy en día sólo queda la capilla, la ermita de Sant Onofre conserva su carácter troglodítico y se halla edificada en una balma abierta al vacío con una vista espectacular. En cuanto a sus referentes, la ermita de Sant Joan honora a San Juan el Bautista, quien fuera posiblemente el maestro de Jesús, y Onofre alude a un ermitaño filósofo que vivió en el siglo IV en el desierto de Egipto.
A nivel espiritual, Sant Onofre es una ermita adecuada para honrar al sol naciente y poniente, puesto que está orientada hacia el sur y hacia el oeste. En especial, puede realizarse allí una meditación en el crepúsculo a Ra-Harakti, el sol que tras vivificar a toda criatura, desciende en el horizonte dado paso a las tinieblas.
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